Una Noche de Devoción y Música en Gilena.
El pasado domingo 4 de agosto, el pueblo de Gilena vivió una de esas noches mágicas que solo nuestra tierra sabe regalar. En vísperas de la Feria de Agosto, las calles de nuestro pueblo se llenaron de fe, música y emoción al paso de Nuestra Señora de la Salud, que, un año más, nos brindó la oportunidad de acompañarla con nuestros sones.
A las 21:30 h, cuando el sol se despedía en el horizonte y la noche comenzaba a hacerse dueña del cielo, nuestra agrupación musical inició su acompasado andar junto a la Virgen. Desde el primer instante, las notas musicales que emanaban de nuestros instrumentos se mezclaron con la devoción palpable en cada rincón, creando una atmósfera única, cargada de espiritualidad y pasión.
El recorrido, que se extendió por dos horas, fue un verdadero viaje de emociones. A lo largo de las calles de Gilena, los vecinos y visitantes se agolpaban para ver pasar a la Virgen, mientras nuestros sones tradicionales llenaban el aire de ese carácter tan nuestro, tan profundamente arraigado en nuestras raíces.
Uno de los momentos más sobrecogedores de la noche se vivió en el Paseo de Andalucía. Allí, rodeados de una multitud que vibraba al unísono con la música, nuestros sones alcanzaron una intensidad que dejó sin aliento a todos los presentes. Era como si, por un instante, la música se convirtiera en el idioma universal de la devoción. Los corazones de todos los que estaban allí latían al compás de nuestras notas, creando una sinergia que envolvió a la Virgen de la Salud en un halo de luz y fe.
A medida que la procesión avanzaba, las emociones se hacían más intensas. Cada paso de la Virgen, cada acorde que brotaba de nuestros instrumentos, llevaba consigo un mensaje de esperanza y amor. Fue una noche donde la devoción y la música se unieron de manera inigualable, recordándonos el poder de la fe y el orgullo de nuestras tradiciones.
Finalmente, cerca de las 23:30 h, la procesión llegó a su fin, pero el eco de nuestra música y la imagen de la Virgen quedarán, sin duda, grabados en la memoria de nuestro pueblo. Una vez más, Gilena demostró que su devoción por Nuestra Señora de la Salud es inquebrantable, y que nuestra música, con sus sones llenos de pasión, sigue siendo el alma de nuestras celebraciones.